Al pensar en Estambul, viene a la mente la silueta de una joya de la arquitectura, la Mezquita Azul. Al llegar a la ciudad fue lo primero que vi y la verdad es que me encantó!
¿Sabéis por qué se llama Mezquita Azul? Pues su nombre es debido a los azulejos azules que decoran la cúpula y la parte superior de la mezquita. Fue construida entre 1609 y 1616 por el Sultán Ahmet, de ahí su nombre en turco "Sultanahmed Camii". Como curiosidad, es la única mezquita en Turquía con 6 minaretes y cuando la construyeron esto trajo mucha polémica ya que la Meca también tenía 6. Finalmente y para solucionar el tema, construyeron un séptimo minarete en la Meca y así marcaron la diferencia.
Mezquita Azul |
Como en todas las mezquitas, para entrar hay que cumplir ciertas normas en la forma de vestir y actuar. Nada más acceder al recinto, hay un patio con los carteles que informan al respecto. Hay que entrar descalzo, con las piernas y hombros cubiertos y las mujeres también deben llevan cubierta la cabeza. Como prohibiciones me hizo mucha gracia la de "no besarse!".
Antes de entrar, hay toda una pared con grifos y asientos, es un lavapies que utilizan antes de entrar a orar para purificarse. Ya dentro de la mezquita, el suelo está cubierto con alfombras rojas para que la gente pueda rezar sentada por allí.
La primera imagen del exterior de la mezquita la tuve al salir a un patio interior que es tan grande como la superficie de la mezquita y tiene en el centro una fuente hexagonal de abluciones, es decir, para lavarse allí como ritual de purificación. El exterior de la mezquita está hecho de piedra y mármol.
Pero la mejor vista de la mezquita se tiene una vez fuera del recinto ya que los muros que la rodean no dejan verla de cerca. Hay que alejarse por el parque ajardinado que hay entre ella y la iglesia de Santa Sofía, desde allí la imagen es perfecta!
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