domingo, 7 de septiembre de 2014

Nikko, la ciudad de la "luz del sol"


Una ciudad en la montaña, salpicada de santuarios y templos entre bosques de cedros japoneses... un lugar encantador llamado Nikko. Si estáis en Tokyo no dejéis de hacer una excursión de un día a la cuidad de la "luz del sol".

Antes de entrar en la zona de templos, se puede ver un maravilloso puente de madera laqueada roja sobre el río Daiya, el Puente Shin-kyo. Según la leyenda, fue en este lugar por donde el monje budista Shodo Shonin atravesó el río a lomos de dos serpientes gigantes. Este monje fue el fundador del primer templo en Nikko en el 782.

Puente Shin-Kyo

De los templos que hay en la zona, visité los que consideré más interesantes: el templo Rinno-ji, el santuario Tosho-gu y el santuario Futarasan-jinja.


El templo Rinno-ji es el más importante de Nikko y famoso por tener los tres budas de madera dorados más grandes de Japón que representan a las tres montañas sagradas de Nikko. El templo está ahora en obras cubierto por una gran estructura metálica y está previsto que las obras duren hasta marzo del 2021. Igualmente se puede visitar y ver como han desmontado todo el templo pieza a pieza, menudo trabajo! De los tres budas sólo se puede ver uno de ellos aunque más cerca de lo habitual.

Templo Rinno-ji


Ya que estáis aquí os aconsejo entrar a verlo. Detrás del templo hay un pequeño y bonito jardín con un estanque central rodeado de arces.



Desde Rinno-ji se puede ir andando hasta el santuario Tosho-gu dando un paseo. Antes de llegar se pasa por una avenida con 1.300 cedros que lleva al gran torii de granito de la entrada del santuario.

Entrada al Santuario Tosho-gu

Una vez dentro, en el recinto se puede ver la pagoda de 5 pisos Gojunoto y un poco más adelante, tras pasar por la puerta Niomon, está el establo sagrado Shinyosha con el famoso retablo de los monos sabios que muestran los 3 principios del budismo. Es curioso ver que dentro del establo hay un caballo sagrado blanco, regalo del gobierno de Nueva Zelanda a Nikko como muestra de amistad. Se llama Kotuku y es el tercer caballo sagrado donado a Nikko, pasa solo 2'5h al día en el establo.



Antes de entrar al santuario hay que pasar por otro torii de bronce y tras subir unas escaleras se llega al Yomeimon o Puerta del Crepúsculo pero no la pudimos ver al estar cubierta por obras de restauración. Esta puerta es famosa por tener muchas esculturas de animales y flores. Lo que sí se podía ver era el corredor todo decorado y una vez en el patio interior, está la puerta Karamon que es más pequeña pero muy bonita.

Corredor decorado 


Puerta Karamon

Al salir del santuario, seguimos un camino con árboles y linternas de piedra a los lados hasta llegar al complejo religioso más antiguo del lugar, el santuario Futarasan-jinja. Os aconsejo ir a verlo ya que allí se está más tranquilo que en los otros, todo rodeado de árboles y en silencio, nos gustó mucho.

Santuario Futarasan-jinja

Para terminar la visita a Nikko y descansar de ver templos, se puede ir dando un paseo hasta el Abismo Kanmangafuchi que es un sendero que va paralelo a un trozo del río Dayba. Aquí hay unas 70 estatuas de piedra de Jizos cubiertos de musgo y vestidos con gorritos y baberos rojos. Chulísimo!

Abismo Kanmangafuchi

Como veis, Nikko es una combinación de templos, santuarios y naturaleza que para mi, hacen que su visita sea imprescindible si vais a Japón. Se puede hacer perfectamente como excursión de un día desde Tokyo pero si queréis ver más cosas de la zona, como el Lago Chuzenji y las cataratas Kegon, siempre os podéis alojar por allí y verlo todo con más calma  ;-)


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